Día Nacional de la Seguridad Vial
En la Argentina se celebra el 10 de junio el Día Nacional de la Seguridad Vial. La fecha conmemora el día en que se modificó el sentido de circulación de los automóviles en el país. Hasta ese momento se conducía por la izquierda, como en el Reino Unido. En aquel entonces se tomaron muchas medidas preventivas para evitar que el cambio provocara un mayor número de choques. Se realizaron campañas de información, tanto desde el Estado, como desde empresas vinculadas al transporte y a otros rubros, se redujeron temporariamente los límites de velocidad máxima, se adaptaron las señales viales, hubo más presencia de agentes de tránsito, y se imprimieron carteles con flechas para pegar en los vidrios traseros de los vehículos que indicaban por dónde era correcto rebasarlos.
Desde 1945 hasta hoy la fisonomía de las calles cambió mucho. Las ciudades se extendieron, la cantidad de habitantes del país pasó de unos diecisiete millones a más de cuarenta, y el número de vehículos también aumentó. Mientras en 1945 se contabilizaban 30 vehículos motorizados cada 1000 habitantes, en el año 2022 se calculaba que había 337 automóviles y 208 motos para la misma cantidad de personas. En 1945 la seguridad vial no se consideraba un problema de Salud Pública. En la actualidad es un problema de tales dimensiones que las Naciones Unidas establecieron la década 2021-2030 como la segunda Década de Acción por la Seguridad Vial Global. En ese marco la Organización Mundial de la Salud publica periódicamente informes con datos sobre el problema y recomendaciones basadas en el mejor conocimiento disponible. El último de ellos es del año 2023 con datos actualizados para el 2021.
El informe señala que murieron 1.19 millones de personas en siniestros viales. La mayor cantidad de siniestros ocurre en los países de bajos y medianos ingresos, a tal punto que dan cuenta del 90% de las fatalidades producidas por el tránsito. Los peatones, los ciclistas y los motociclistas son los usuarios más vulnerables. Representan más de la mitad de las muertes totales. Para los niños, adolescentes y jóvenes que tienen entre 5 y 29 años de edad las lesiones por hechos de tránsito son la principal causa de muerte en el mundo.
La OMS señala algunas medidas que son necesarias para reducir la mortalidad vial. Una de ellas es el control de velocidad. En Argentina los límites de velocidad máxima (40 y 60 km/h) continúan siendo altos en zonas urbanas. Para entenderlo alcanza con plantear la siguiente situación: si diez peatones fueran atropellados a una velocidad de 30 km/h sobrevivirían nueve de ellos; por el contrario, si los mismos diez peatones fueran atropellados a una velocidad de 50 km/h sobrevivirían solamente dos. Otra de las recomendaciones de la OMS es diseñar calles y rutas teniendo como principal objetivo proteger a los usuarios vulnerables. En la Argentina, esto no es algo que ocurra a nivel nacional, aunque existen ciudades con iniciativas interesantes como Buenos Aires, Rosario o Córdoba. Mar del Plata ha mostrado algunas iniciativas incipientes, aunque escasas. Medidas como el impulso de la movilidad activa, la pacificación y la segregación del tránsito todavía continúan siendo materia pendiente.
Para la OMS también es fundamental trabajar en la expansión del transporte público de calidad como forma alternativa de reducir el uso e impacto negativo de los automóviles particulares. Para estos últimos es importante continuar mejorando sus estándares de seguridad. Los mecanismos y dispositivos que los hacen más seguros no deberían limitarse a diferenciarlos en segmentos de calidad y precio.
Para el organismo internacional es fundamental mejorar los sistemas de recolección de datos. Sin información fiable, es difícil generar programas de intervención y más aún evaluar su impacto. En Argentina, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial en el año 2022 murieron 3.828 personas. Equivale a una tasa de mortalidad de 8,3 personas cada 100.000 habitantes. Los datos se basan en las fatalidades en el lugar del hecho. El desafío es registrar qué ocurre con los lesionados y corregir los índices de mortalidad en caso de ser necesario. Los sistemas de respuesta de emergencia son cruciales para reducir las muertes posteriores al siniestro.
La opinión de las personas también es útil para pensar el problema. Una encuesta realizada por la ANSV hace algunos años señalaba que, para nueve de cada diez entrevistados, la seguridad vial era un tema muy preocupante, que la mayoría sostenía que sus compatriotas conducían mal o muy mal, que la causa de ese mal desempeño era el incumplimiento de las normas, y que el riesgo de sufrir un incidente vial era elevado, tanto en las rutas como en las calles.
La seguridad vial es el resultado de muchos elementos interactuando entre sí, la infraestructura, los vehículos, los sistemas de respuesta ante la emergencia, el comportamiento humano y la gestión de todo el sistema. Para reducir los choques y las muertes es necesario actuar en todos estos niveles a la vez.